Rocío Barreto artesanía hecha a mano en Argentina.

Esta historia nace en San Miguel de Tucumán, ciudad situada al noroeste de Argentina. Allí vive desde hace 30 años Rocío, una mujer de raíces peruanas que ha construido un taller familiar.

Todo comenzó hace 15 años en Argentina, país con una rica tradición artesanal impulsada por el turismo, en el hogar de Rocío, donde ella y su familia fabricaban artesanías con esmero. La casa se llenaba de colores y texturas, y pronto las creaciones de Rocío se convirtieron en tesoros apreciados por aquellos que buscaban algo único y hecho a mano. Al principio, las ventas se realizaban desde casa, pero hace tres años, decidieron trasladar el encanto del taller a una tienda en una calle bulliciosa del centro de la ciudad. El taller no era solo un lugar de trabajo, era el corazón de la familia Barreto. Rocío, su esposo y sus tres hijos, trabajaban juntos en el arte de la artesanía.

Mirando al futuro gracias a los microcréditos

Rocío se convirtió en cliente de Pro Mujer, asociado con Oikocredit, hace 15 años, cuando el negocio era solo un pequeño brote de creatividad. Con el apoyo de los préstamos, el taller floreció y creció, expandiendo su alcance más allá de las fronteras físicas de la casa. Diez años atrás, dieron un salto al mundo digital y comenzaron a vender sus creaciones por Internet, llevando la magia de sus productos a cada rincón del país.

Los préstamos de Pro Mujer no solo impulsaron la compra de materiales y herramientas, sino que también hicieron realidad el sueño de tener una tienda física en el corazón de la ciudad. Rocío recuerda con gratitud el primer préstamo, utilizado para comprar materiales. Lo que hace especial a Pro Mujer, según Rocío, “no es solo su apoyo financiero, sino también su enfoque sencillo y la limitación del papeleo”. Además, a lo largo de los años, no solo habían apoyado su negocio, sino que también habían brindado atención sanitaria a Rocío y su familia.

Mientras las creaciones de Rocío se ganan un lugar en los corazones de la comunidad, su sueño de innovación artesanal persiste. Por este motivo, se plantea invertir en máquinas y herramientas para expandir las posibilidades creativas del taller.

En el taller de Rocío, cada pieza cuenta una historia de perseverancia, creatividad y unión familiar, con el apoyo de Pro Mujer y Oikocredit.