Lana con nombre
John Lennon vestía prendas elaboradas por Manos del Uruguay, y entre sus fans actuales se encuentran varias celebridades e incluso la realeza. Todos los productos de Manos están firmados por la mujer que tiñó la lana, y cada producto es artesanal y, por lo tanto, único.
La organización fue imaginada por un grupo de cinco mujeres hace 50 años, y ahora, esta organización sin fines de lucro ahora brinda trabajo a 250 artesanas en Uruguay y sus productos son muy buscados en el mercado internacional.
Empleando mujeres rurales
Manos del Uruguay tiene como objetivo crear empleo para las mujeres en las áreas rurales y, por lo tanto, brinda oportunidades económicas, sociales y culturales al mismo tiempo que promueve sus artes y oficios. Manos se compromete a ahorrar agua y utilizar materias primas naturales, y evitar los productos químicos que dañan el medio ambiente.
La organización ha estado trabajando con Oikocredit desde 2009. Poco después, fue certificada como organización de Comercio Justo por la Organización Mundial de Comercio Justo (WFTO).
Tanto la oficina central, como el departamento de ventas se encuentran en Montevideo, la capital de Uruguay, donde trabajan unos 90 empleados. Las prendas, así como los lotes de lana se producen a pedido, manteniendo los riesgos de los trabajadores al mínimo. La oficina central de Manos del Uruguay entrega las materias primas a los hogares de mujeres donde se pueden teñir.
Una cooperativa de mujeres.
Manos del Uruguay comenzó su vida en la ciudad oriental uruguaya de Fraile Muerto en 1968, cuando 5 mujeres rurales formaron la asociación para mejorar los medios de vida de sus familias.
En la actualidad, 13 cooperativas trabajan para Manos en 19 lugares diferentes. Al mismo tiempo, son los dueños de la organización y están representados tanto en la gerencia como en la junta directiva. Tiñen y secan lana de alta calidad, tejen telas y jerséis de punto, ponchos y otras prendas para marcas internacionales.
Más fuertes juntos
Patricia Sosa, Blanca Rodriguez, Janet Novo y Valeria Marti viven en Fraile Muerto. Son miembros de CARF, una de las cooperativas que trabaja para Manos del Uruguay.
Antes de unirse a CARF, estas mujeres se ganaban la vida cultivando, limpiando casas o cuidando a los niños de otras personas. Sus maridos tenían trabajos de oficina o trabajaban fuera de la ciudad, principalmente en grandes fincas. Sus vidas pronto cambiaron después de convertirse en miembros de CARF.
CARF les brindó capacitación práctica a las mujeres, y ahora ganan más que antes. Además, CARF es flexible cuando se trata de combinar el trabajo con el cuidado de los niños. La cooperativa les ha enseñado habilidades importantes como administración, gestión empresarial, habilidades sociales y trabajo en equipo. Todos los miembros están orgullosos de su propio desarrollo y del trabajo que han realizado.
Cuatro trabajadoras. Cuatro historias
A Patricia le gusta teñir lana. Le gustaría usar sus ganancias para comprar un coche pequeño y explorar Uruguay. Patricia está casada y tiene tres hijos. Su hijo mayor está estudiando en Montevideo para convertirse en contable, mientras que su hija está a punto de abandonar su hogar para ir a la universidad. Esto significa que su hijo menor pronto será el único hijo que aún vive en casa. Para Patricia, lo más importante es que todos sus hijos terminen sus estudios.
Blanca es responsable de la producción y exportación en CARF. Ella quiere ver a sus hijos progresar en la vida. En cuanto a ella, quiere trabajar para Manos del Uruguay hasta que se jubile. También le gustaría viajar y aprender más sobre su país natal.
Esto es algo que la artesana Janet ya ha podido hacer en su papel de directora de CARF y como miembro de la junta directiva de Manos del Uruguay. Ella también quiere seguir trabajando para Manos y, finalmente, disfrutar de su jubilación.
Para Valeria, la más joven de las cuatro mujeres, la jubilación aún está muy lejos. Valeria trabaja en control de calidad. Además, todos los lunes y martes, estudia en Melo con el objetivo de convertirse en profesora de física. Esto es posible gracias a la flexibilidad de horarios de CARF. Una vez que se convierta en profesora de física, dejará la cooperativa porque no podrá hacer ambas cosas. Pero ella continuara echando una mano cuando sea necesario.
La extraordinaria historia de éxito de Manos del Uruguay se refleja en la vida de cada miembro individual de las cooperativas. Trabajan en equipo, pero todos tienen sus propios sueños y ambiciones.
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