Deberes pendientes en el acceso universal al agua (en condiciones)
El 22 de marzo, Día Mundial del agua, desde el movimiento de las finanzas éticas para el desarrollo consideramos que todavía queda mucho camino para recorrer para lograr un acceso universal al agua en todo el mundo en buenas condiciones. Creemos que, al priorizar el impacto social positivo por ante la maximización del beneficio, somos un buen vehículo para garantizar que todo el mundo se vea beneficiado por un servicio de agua potable y también con acceso al saneamiento y la seguridad del agua.
Si bien es cierto que en los últimos años, desde el 1990, ha habido progresos notables en la llegada del agua potable al conjunto de la población mundial, todavía hay zonas rurales y empobrecidas de los países en vías de desarrollo donde no hay saneamiento público o acceso a servicios de WC.
Desde el 1990 hasta el último estudio publicado el 2014, casi un tercio de la población mundial ha conseguido acceso al agua potable, con un aumento en las zonas rurales. En las zonas urbanas este acceso es casi absoluto, puesto que se ha pasado de un 95% a un 96%, pero en las zonas rurales todavía es de un 82%. Hay que seguir trabajando para llegar a un porcentaje absoluto, pero hay que valorar positivamente haber llegado a este 82%, teniendo en cuenta que 15 años atrás era de un 62%.
Queda trabajo a hacer, todavía, en cuanto a poder garantizar un servicio universal de agua potable que no pase por esperar 15 años más. Pero en el saneamiento de este bien básico los datos no son tan positivos, puesto que, mientras que un 89% de la población mundial tiene acceso al agua potable, sólo un 64% se beneficia de su saneamiento público.
Según el último estudio, un 53% de la población rural de todo el mundo no puede disfrutar de un servicio de saneamiento. Es una mejora, ya que el 1990 era un 72%, pero todavía insuficiente. En las zonas urbanas el porcentaje es estable, el acceso a este servicio era de un 76% hace quince años y ahora de un 80%.En este sentido, unos 748 millones de personas, principalmente de Asia y África, no tienen el servicio que separa las sustancias fecales del contacto humano o fuentes de agua mejorada, que la protejan de la contaminación exterior.
Qué hacemos las Finanzas Éticas por el saneamiento del agua?
Por eso, una de las inversiones de Oikocredit que más nos enorgullece es la que hicimos a ‘Financiación Sostenible por el agua potable, Saneamiento y Energía Renovable‘ (WATSAN) en India, junto con nuestra filial Maanaveeya y la Corporación Financiera Internacional. Esta tarea es importante, sobre todo en India, país donde el 60% de las personas no tienen acceso al WC, así como 97 millones de personas que no tienen agua potable.
Maanaveeya, nuestra organización socia en la India, llegó a beneficiar un total de 233.932 personas, a través de una inversión de 1 millón de euros en 12 instituciones microfinancieras. El objetivo de los préstamos y microcréditos que se concedieron en el marco de esta inversión era financiar la construcción de WC, conexiones de agua corriente y préstamos para energías renovables. Además, se hicieron varias campañas para crear conciencia sobre salud e higiene, con la participación de más de 1 millón de personas.
Todos los actores implicados en este proyecto hacen una valoración positiva. El director de la organización socia en India afirmó que “muchas personas se sienten más seguras al tener acceso a un WC propio, de forma que se reducen las enfermedades relacionadas con el agua y las excreciones fecales.” Añade que también se han reducido los esfuerzos de las familias para ir a buscar agua potable.
De este modo, reivindicamos el granito de arena que pueden aportar las finanzas éticas, especialmente siguiendo el ejemplo de Oikocredit y Maanaveeya, en la llegada del agua a las zonas rurales de las regiones más empobrecidas del mundo. A pesar de que reivindicamos que el acceso al agua tendría que ser un derecho fundamental que los estados aseguraran a su ciudadanía, creemos que en algunos casos la financiación privada en condiciones favorables de estas infraestructuras también puede agilizar el acceso y suponer una importante mejora en la calidad de vida de las personas.
Así pues animamos también a nuestra sociedad a invertir en proyectos de finanzas éticas que prioricen el impacto social por encima del máximo beneficio económico, para poder ampliar nuestro impacto positivo en zonas como África, Asia, o América Latina entre otras.
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