La justicia social, en peligro
Las finanzas éticas queremos ser una oportunidad para defenderla
Las Naciones Unidas aprovechan el 20 de febrero para conmemorar el Día Mundial por la Justicia Social. Precisamente este año, llega esta fecha un mes después de la publicación de un informe revelador de Oxfam Intermon. Llaman la atención rápidamente datos como que, en el Estado español, la persona más rica acumula la misma riqueza que 150.000 familias medianas, o que el 1% más rico condense el mismo dinero que el 20% que se sitúa al otro extremo, todo esto en una caída de un 20% de los salarios en los 7 años de crisis.
Pero los datos a nivel mundial son todavía mucho más reveladores. Sólo 62 personas, que apenas podrían llenar una sala de actos, acumulan más dinero que la mitad de la población mundial, que significa unos 3.600 millones de personas, unas 80 veces los ciudadanos del Estado español. Todavía es más significativo el hecho que hace 5 años hicieran falta 396 personas en vez de 62 para concentrar este nivel de riqueza.
El mismo responsable de Oxfam Intermon, Miquel Alba, admitía que la pobreza extrema “se había podido paliar los últimos 15 años”, pero debido a un aumento del PIB, ha aumentado a la vez el desequilibrio. Un crecimiento de la riqueza habría puesto freno a las situaciones más dramáticas, pero la tendencia era la inversa, el trasvase de renta ha tenido lugar de abajo hacia arriba a nivel porcentual. Por lo tanto, si la riqueza se mantiene a niveles absolutos, una élite muy reducida se enriquecerá y una gran mayoría perderá poder adquisitivo.
Esta entidad, entre otras muchas, lamenta que las políticas de los últimos años hayan ido en la línea de favorecer esta tendencia, a través de la reducción, por ejemplo del Impuesto sobre sociedades. Pero aquello que más nos alarma es que sólo la mitad de las empresas del ÍBEX 35 en el Estado español paguen este impuesto, ya que a nivel global han aumentado los paraísos fiscales, así como formas imaginativas para no pagar impuestos por parte de esta minoría.
Las finanzas éticas como alternativa
Mientras tanto, las entidades de finanzas éticas reivindicamos proyectos empresariales completamente diferentes. No nos basamos en la búsqueda permanente del máximo beneficio, sino que tenemos como objetivo principal generar un impacto positivo en las comunidades donde actuamos. La financiación de empresas de economía social y solidaria, que por norma tienden a redistribuir los beneficios de manera más equitativa entre sus socios y socias, también contribuye a una mayor justicia social.
La manera que tenemos desde Oikocredit de contribuir a esta justicia social es promover proyectos que generen este efecto en sus sociedades, principalmente en países del Sur. En este sentido, unas de las organizaciones socias donde trabajamos son Kuapa Kokoo, una cooperativa de productores de cacao de Ghana, y Divine Chocolate, empresa comercializadora de chocolate de comercio justo en los Estados Unidos y en el Reino Unido. Esta colaboración tiene una doble vertiente; por un lado un modelo cooperativo, con mayor democracia interna, y por el otro lado el sistema de comercio justo, que garantiza mejores condiciones internas y favorece a los productores y productoras de los países en vías de desarrollo.
La parte positiva es que, además que Divine Chocolate garantiza a los productores de Kuapa Kokoo unos precios justos por el cacao, la cooperativa de Ghana es propietaria en un 44% de Divine Chcocolate. Esto es especialmente positivo, puesto que se garantiza este buen reparto del precio final por dos vías diferentes. Por su parte, Kuapa une diferentes pequeños productores del país africano, que ven que la producción de cacao es un modelo de subsistencia sostenible.
Oikocredit financiamos 799 proyectos en todo el mundo, todos ellos con una vertiente similar al anterior. Reivindicamos las finanzas éticas como una buena herramienta para luchar por la justicia social, puesto que más allá de la rentabilidad económica, financiamos proyectos que mejoren las condiciones de vida de las personas implicadas, y no tenemos como objetivo principal sacar un beneficio escandaloso o el enriquecimiento de nuestros directivos. Así, reivindicamos un modelo cooperativo, con democracia interna y donde el éxito de los proyectos lo disfruten todos los trabajadores y trabajadoras.
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